Publicado: 20/07/2020
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Ser Pro-Familia, no es incompatible con el paradigma de Separación Sana que lideramos y promovemos en Divorcio Sano. Pues si bien sabemos que el amor es la base de la salud mental, también sabemos que los límites son fundamentales. Y es que hay ocasiones en que se debe asumir realidades, para también proteger. Entre ellas, que hay veces en las que las relaciones de pareja entran en ciclos destructivos y dañinos y que el “amor de pareja” se puede acabar, más no así el “amor familiar”. Por lo mismo, es que una separación no significa el fin de la familia, así como mantenerse juntos a toda costa, no significa ser buena familia.

Uno de los temores y fuentes  de culpa más importante en los padres que se separan, es haberles destruido la familia a los hijos, y con ello, privarlos de una experiencia fundamental para que crezcan sanos y seguros. Sin embargo, como ya hemos tratado en otros artículos, la investigación al respecto ha demostrado que no es la separación de los padres la que puede afectar negativamente a los hijos, sino que el grado de conflicto entre los padres que se mantiene – y en algunos casos incluso amplificado – después de la separación. Incluso en parejas que se mantienen juntas, el hecho de que los hijos sean testigos de la dinámica conflictiva entre ellos, califica como un factor de riesgo para su salud mental.

Por lo mismo, no es raro escuchar en el testimonio de hijos de papás separados, haber sentido “alivio” tras la separación de los padres, dando cuenta que al menos en muchos casos, la separación puede funcionar como una experiencia tranquilizante para los niños/as y adolescentes. Entonces, si esta decisión es bien tomada y bien manejada, cumple con una de las funciones fundamentales de lo que significa ser familia: la de cuidado y protección.

A raíz de lo anterior, queremos compartir el testimonio de una hija de padres separados que, en una de las entrevistas realizadas en la campaña “Se el adulto que necesitabas cuando niño”, nos cuenta:

“El año 94 fue cuando mi papá se fue de la casa. 10 tenía yo, 16 años mi hermano y 21 mi otro hermano. En general, antes, cuando [su papá] no estaba en la casa era como un alivio. No habían situaciones de violencia, ni verbal ni nada, pero si era una situación incómoda…” “Yo creo que los niños necesitan a los papás bien, no juntos… y lo entendí [como niña] más que nada por mi mamá, como «¡que bueno que ya no tiene que pasar más por esto!». Si van a estar juntos puro peleando, para qué”. (Si quieres ver el video completo, pincha aquí)

Si bien nosotros esperamos que las parejas logren trabajar su relación en pos de ellos mismos y sus hijos, también creemos que se debe asumir y aprender a transitar cuando la opción mas sana es separarse y re-definirse como familia, poniendo el amor familiar en primer plano… y nuestro trabajo es apoyar a todas las familias que apuntan a eso.

Como señalaba otra de las personas que entrevistamos, en una Separación Sana sigue primando es espíritu de la familia:

“Una Separación Sana es una separación donde puedes hablar, dialogar. Tratar de decir «ya, ordenamos esto, hagámoslo y tratemos de adaptarnos a esta situación de la mejor forma posible»”.

 

Si quieres ayuda con este u otros temas, puedes agendar con nosotros ACÁNosotros, felices de ayudarte.