Publicado: 08/01/2018
Categoría: Blog

En los últimos años de manera internacional, se ha generado un debate respecto a cómo desarrollar mejores prácticas profesionales en el derecho de familia. De dichas reflexiones se ha llegado a concluir que no es posible brindar un buen servicio a las familias que atraviesan por procesos de disputas legales, sin la mirada y las herramientas de diversos profesionales, especialmente del área de la salud mental y el trabajo social, incorporando muchas veces además, a asesores financieros.

Cuando una pareja se separa, todo el grupo familiar se ve sometido a una gran tensión y estrés que resuena en múltiples niveles del funcionamiento: a nivel emocional, conductual, relacional, económico, material, de estilo de vida, decisiones, etc. Por lo anterior, lo fundamental es asumir una mirada multidisciplinaria para enfrentar este nuevo escenario.

Por ejemplo, en Singapour, se ha incorporado formalmente como parte del sistema judicial un Departamento de Servicios de Consejería y Psicología. El objetivo de este organismo es que los involucrados descubran los procesos emocionales subyacentes que podrían hacerlos entramparse en disputas legales durante años sin llegar a acuerdos, así como, por ejemplo que se consideren las emociones y deseos de los niños que se ven expuestos a disputas familiares en las decisiones que se toman en tribunales. En este mismo sistema, las familias con niños menores de 14 años, deben pasar de manera obligatoria por un programa de apoyo parental, antes de poder acceder a una sentencia de divorcio en tribunales. Se les educa sobre el impacto del divorcio en los hijos y en las finanzas y respecto a la importancia de desarrollar un plan de parentalidad adecuada a las necesidades de sus hijos. En algunos casos, también es posible considerar sesiones de seguimiento con un consejero. Los resultados de una entrevista clínica con los hijos de estos matrimonios le permiten a los padres apreciar las consecuencias de sus decisiones y acciones en los niños.

En España, por su parte, los tribunales pueden tanto sugerir como ordenar una derivación a terapia familiar cuando se observan conflictos relevantes que pudieran interferir la relación de co-parentalidad entre ambos padres o someter a los hijos a conflictos que pudieran ser perjudiciales para su desarrollo. También existe la figura del coordinador de parentalidad que busca que los padres en conflicto aprendan a separar el rol de pareja del rol parental y se puedan hacer más conscientes del impacto del divorcio en sus hijos y de las consecuencias emocionales del re-litigio y adquieran nuevas habilidades emocionales y comunicacionales. Esta figura también existe en Estados Unidos, Canadá y Argentina.

En otros países, además de los ya nombrados, como Australia, Canadá, Inglaterra, han además enfatizado la relevancia de contar con asesoría financiera, para reorganizar la economía post-separación, un tema que podría parecer secundario pero no por ello menos importante.  Acuerdos sobre propiedades, préstamos, deudas, estilo de vida, gastos médicos, etc. y los nuevos presupuestos que se generan al tener que dividir el hogar antes compartido en dos son materias que no se deben minimizar.

Nuestro país se ha quedado atrás en las reflexiones y prácticas que avanzan hacia el trabajo interdisciplinario, lo que nos invita a todos, familias, abogados, jueces, psicólogos, asistentes sociales, ingenieros, contadores y a todos aquellos que deseamos avanzar en el apoyo a las familias de la actualidad, a levantarnos y generar nuevas prácticas de trabajo. Los cambios que se necesitan, requieren de un compromiso en la práctica diaria y eso es lo intentamos desarrollar en Defam.

Si quieres ayuda con este u otros temas, puedes agendar con nosotros ACÁNosotros, felices de ayudarte.