Publicado: 28/12/2017
Categoría: Blog

Cuando nos enfrentamos a una separación uno de los temas que más preocupa a los papás y mamás es el que tiene que ver con dónde -y con quién- vivirán los niños. La ley responde a estas preocupaciones entregando respuestas para los distintos casos y regula lo que se conoce como cuidado personal, o con quien vivirán los niños si se produce una separación.

Si bien es cierto que en muchos casos los niños terminan viviendo con uno de los padres, que puede ser la mamá o el papá y el que no vive con el o los niños pasa a tener un régimen comunicacional (visitas) más o menos amplio, la ley contempla la posibilidad de que los papás acuerden que los hijos vivan con ambos padres a través de un sistema de residencia que asegure su adecuada estabilidad y continuidad. Este sistema no está predeterminado y son los padres quienes deben encontrar la mejor forma de llevarlo a cabo, por lo tanto puede ser que los niños vivan una semana con cada padre, o por meses alternados, o que incluso durante la semana se dividan los días que pasan con uno o con el otro. El mejor sistema siempre va a ser el que sea mejor para cada niño y su familia considerando su particular situación de vida.

Lamentablemente, sin un acuerdo de por medio, la única opción que existe es que sea el juez el que decida por uno de los padres, en el contexto de un juicio, quien será el titular del cuidado personal de el o los hijos. La ley chilena no permite que un padre o madre pida judicialmente el cuidado compartido lo que imposibilita al juez para declarar un sistema de cuidado conjunto, teniendo que decidir por uno de los progenitores.

El sistema de cuidado personal compartido es una de las mejores formas de mantener la continuidad en el vínculo entre padres, madres e hijos cuando se produce una separación. Permite a ambos padres participar de forma activa en la cotidianidad y hacerse parte del conjunto de situaciones y vivencias de los hijos, pero no es la única. Un régimen comunicacional –visitas- lo suficientemente amplio y el entender que con la separación no termina la responsabilidad con nuestros hijos, ni porque viva con el otro yo solo debo preocuparme por mis hijos en el tiempo que pasan efectivamente conmigo tiene el mismo efecto en los hijos que un régimen de cuidado personal compartido.

Es importante entonces, antes de tomar una decisión sobre dónde y con quien vivirán nuestros hijos después de una separación que tengamos claro lo que podemos y no podemos esperar de un tribunal, y sepamos con qué herramientas contamos y con cuales no a la hora de lograr nuestros objetivos y así privilegiemos los caminos que nos llevarán a donde queremos llegar.

 

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