Publicado: 08/01/2018
Categoría: Blog

Leyendo una interesante investigación publicada por el Departamento de Justicia de Canadá, nos encontramos con una viñeta que evidencia la necesidad que muchas veces manifiestan abogados de familia y otros profesionales sin formación psicológica, respecto al trabajo con parejas que se separan o divorcian. En ella se refiere: “Realmente veo en las reuniones que ellos no están escuchando exactamente o muy claramente lo que la otra persona está diciendo, y los abogados de familia tenemos limitadas habilidades para poder ayudarlos a hacer eso… creo que hemos aprendido un poco en este proceso sobre ello, pero es una de esas cosas en las que no queremos transformarnos en consejeros o profesionales de la salud mental, o pretender que lo somos”

Lo anterior, nos llevó a pensar en describir en esta entrada de blog, el rol que debería jugar un psicólogo o cualquier otro profesional de la salud mental en el trabajo con abogados de familia que trabajan en torno a la separación o el divorcio. Pues por más intuitivos, capacitados y empáticos que sean los abogados que trabajen con personas que se separan, las habilidades y conocimientos que ellos tienen para poder intervenir en situaciones de conflicto muchas veces no son suficientes para poder ayudar realmente a sus clientes. En este sentido, el verse apoyados en su rol profesional por psicólogos con formación en el tema, puede resultar fundamental para poder avanzar hacia la toma de decisiones y acuerdos, que resulta un requisito para poder cerrar los procesos legales cuidando del bienestar de todos.

Por otra parte, un psicólogo que trabaje de manera focalizada en estos temas, puede además trabajar de manera directa con los involucrados en la separación o divorcio, de manera individual o con la pareja que se separa según corresponda para: contener emocionalmente en la crisis; entregar herramientas de manejo emocional y estrategias de comunicación; educar sobre diferentes factores de riesgos y protectores en estos procesos para la persona y, si compete a sus hijos; fomentar el proceso reflexivo (en contraste con reaccionar a) en la toma de decisiones y cambios familiares y apoyar en la adaptación de la familia a un nuevo funcionamiento. En base a este modelo es desde donde trabajamos en Defam.

Si quieres ayuda con este u otros temas, puedes agendar con nosotros ACÁNosotros, felices de ayudarte.