Cada 4 parejas que se casan en Chile… hay otras tres que se están divorciando.
En mi experiencia como litigante de juicios de familia, me encuentro con mujeres que recién al momento del divorcio “descubren” su realidad financiera, y comienzan ahí las negociaciones con la pareja. En ese momento, sale a la luz el “gran tema económico”, que en realidad siempre ha estado, pero ha sido escondido por la cotidianidad.
Uno de los dolores más grandes que veo en las mujeres profesionales que llegan a mi consulta es cómo el injusto reparto en el cuidado de los hijos, muchas veces impacta negativamente en sus patrimonios y sus desarrollos profesionales. En efecto, en una encuesta que realicé en el mes de octubre del año 2020 a más de 400 mujeres profesionales del sector oriente de Santiago de Chile, les consulté ¿si se separaran hoy de sus parejas, quién tendría más bienes, ahorros y cotizaciones? Prácticamente la mitad de ellas dijo que sus maridos tendrían más que ellas, el 30 % tendría más o menos lo mismo y sólo el 22% tendría más. También más de la mitad de las mujeres encuestadas afirmó que la maternidad impactó en su desarrollo profesional ya sea reduciendo su jornada laboral (34%) o derechamente renunciando a su trabajo (16%).
Cuando conocí estas cifras confirmé que el cambio de perspectiva era urgente.
¿A qué cambio de perspectiva me refiero?
A anticiparse, a pensar los aspectos económicos de la vida matrimonial antes (por ejemplo qué régimen de bienes elegir), durante, y no tan solo después de terminado el matrimonio si eso llegase a ocurrir. Hablar de dinero, de los bienes, de las deudas, de los desarrollos profesionales de cada uno, de las expectativas y de las frustraciones al respecto, del impacto de la crianza en la familia son temas que sí, quizá resulten incómodos o difíciles de plantear a la pareja, sin embargo deben necesariamente ser acordados y conversados.
Así a modo de ejemplo, si bien en Chile legalmente con la compensación económica se indemniza al padre o madre no pudo trabajar o trabajó menos de lo que podía que por haberse dedicado a los hijos y al hogar, pareciera ser que esta “rectificación” llega demasiado tarde: aparece sólo al momento del divorcio, es decir cuando el conflicto está desatado entre la pareja. Momento en que se hace difícil valorar los aportes de cada uno al matrimonio y lograr reconocimientos mutuos, y en segundo lugar, es un derecho que se tiene que hacer exigible y demandar en un Tribunal de Familia en un juicio de divorcio. No opera automáticamente una vez que yo me divorcio, aun cuando se cumplan los requisitos.
Te invito a sincerar que el tema económico sí es relevante en la relación de pareja. Si nos hacemos cargo de manera preventiva, antes y durante el matrimonio, mientras la pareja está cohesionada y unida, lo más probable es que permita aliviar más de una frustración y nos permita afianzar la unión.