Ser padres es un viaje maravilloso, pero también viene con sus desafíos. Incluso en las relaciones más sólidas, criar juntos puede resultar complicado en ciertos momentos.

La situación se vuelve aún más difícil cuando hay una historia de desencuentros y dolores, y se me hace difícil confiar en el otro como buen cuidador de mis hijos. Cuando uno o los dos, aún no terminan de hacer el duelo y aceptar lo ocurrido. O simplemente porque la relación terminó tan desgastada, que nos hemos acostumbrado a herirnos mutuamente.

Ya sea por sentirnos heridos, no escuchados, incomprendidos o simplemente porque tenemos estilos educativos muy diferentes, la crianza después de una separación se convierte en un verdadero desafío.

Y requiere una gran dosis de sabiduría e inteligencia emocional para gestionar nuestras propias emociones y separarlas de las responsabilidades parentales.

Es crucial entender que no son las separaciones en sí mismas las que causan traumas a los niños, sino EL CONFLICTO QUE CONTINÚA entre los padres incluso después de la separación.

Este conflicto puede afectar profundamente a los niños, aún si no presencian directamente las peleas.

Los niños pueden sentirse atrapados en medio de la disputa, verse convertidos en mensajeros o confidentes involuntarios. Y cuando esto ocurre, se enfrentan a decisiones difíciles y a una carga emocional que no les corresponde. Y que termina dañándolos.

Y es que además durante una separación surgen una serie de temas difíciles de abordar:

• ¿Cómo les decimos a los niños que nos separamos?
• ¿Cuándo los llevamos al psicólogo?
• ¿Qué errores debo evitar cometer?
• ¿Con quién se quedan viviendo?
• ¿Cómo nos organizamos con el dinero?
• ¿Cómo repartimos los cumpleaños y las vacaciones?
• ¿De quién es la casa?
• ¿Qué derechos tengo como mamá/papá?
• ¿Qué derechos tiene nuestros niños?
• ¿Se pueden cambiar los acuerdos iniciales?
• ¿Qué pasa cuando uno de los dos no ha cumplido con los deberes a los que se comprometió?

Y a menudo, las diferencias de opinión dificultan la toma de decisiones, incluso cuando ambos padres quieren lo mejor para sus hijos.

Es por eso que buscar ayuda especializada en psicología y derecho de familia puede marcar la diferencia. No solo puede ayudar a prevenir problemas, sino también a encontrar soluciones cuando las cosas se vuelven difíciles.

Si estás preocupado por el bienestar de tus hijos, entonces comencemos a trabajar juntos para cuidarlos de los efectos negativos de una separación.

¡Te esperamos!