A lo largo de nuestros años como Divorcio Sano hemos podido identificar que en muchas ocasiones, cuando comenzamos el proceso de separación o divorcio, una de nuestras mayores dificultades es tomar una decisión concreta en relación a los bienes y el capital invertido en conjunto. Es por esta razón que este proceso a menudo se posterga, principalmente por miedo a perder la totalidad de los bienes que se han adquirido tanto individualmente como en sociedad.
No obstante, ese miedo se basa en especulaciones que no se acercan en absoluto a la realidad, ya que la ley chilena protege y ampara siempre a ambas partes. De todas maneras, se debe ser realista y asumir, que siempre al poner fin al matrimonio, y debido a que se repartirán los bienes, habrá una disminución y, al menos en parte, una pérdida económica que asumir.
En el caso de estar casados, es importante tener muy claro el régimen patrimonial adquirido al momento de contraer el vínculo. Los regímenes establecidos por la ley son :
Sin importar bajo cuál de los regímenes que se haya convenido la unión, lo que estos hacen es pronunciarse sobre la administración del patrimonio matrimonial. Por esta razón, se hace indispensable poner sobre la mesa cada uno de los bienes que hemos adquirido en la etapa vivida en conjunto, tanto muebles como inmuebles. Para ello:
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