La frustración desde un punto de vista psicológico, es la respuesta emocional que experimentamos cuando tenemos un deseo, una necesidad, un impulso y no somos capaces de satisfacerlo. Entonces sentimos ira y decepción, un estado de vacío no saciado, donde cuanto mayor sea la barrera a nuestro deseo, mayor será la frustración resultante. Si bien no todos sentimos frustración ante las mismas situaciones, pues cada cual experimenta frustración según diversos factores derivados de su historia personal y vivencias, existen algunas situaciones que comúnmente hacen que las personas sientan frustración durante el proceso legal.
Las personas que inician un proceso legal, especialmente en lo que al ámbito de familia se refiere, se ven expuestos a sentir muy fuertemente esta frustración. Esta puede comenzar desde el primer contacto con un abogado o incluso antes, mientras se busca información sobre el tema que nos afecta.
Darnos cuenta por ejemplo: de que la ley no regula ciertas situaciones o lo hace de forma muy distinta a lo que yo esperaba, nos hace sentir a veces tristes, otras enojados, incluso desamparados… y todo esto tiene que ver con la frustración de nuestra expectativa. No podemos olvidar que las leyes suelen aparecer de manera tardía para regular los cambios que van surgiendo de acuerdo a la realidad de la época.
En otras ocasiones, nuestro caso y su solución legal pueden no ser frustrante – al menos en principio – ya que la ley regula de manera más o menos favorable a nuestras expectativas la situación; pero aún en estos casos, el proceso mismo puede generar frustración. No podemos olvidar que al iniciar un proceso legal, la ley que regula la situación en la que me encuentro, es aplicada por personas. Estas personas que intervienen en el proceso, pueden por ejemplo, interpretarla de otra forma, como suele suceder con los abogados de la contraparte. Otra fuente grande de frustración tiene que ver con los tiempos de respuesta del tribunal, que suelen ser más lentos que lo que se espera, especialmente en este período de crisis sanitaria.
Lamentablemente, hemos visto cómo estas emociones que aparecen cuando nos sentimos frustrados, afectan el proceso legal de forma negativa. Esto sucede cuando no hay un manejo de estas emociones y cuando se toman decisiones desde estos sentimientos y no desde la lógica, la razón o incluso desde las recomendaciones profesionales. También es muy importante para el proceso y el manejo de las frustraciones, que tu abogado te entregue información sobre lo que puedes esperar “realistamente hablando”.
En resumen, el proceso legal puede estar lleno de situaciones que generen frustración desde el comienzo hasta el fin, y por lo mismo es tan importante que sea acompañado de un manejo de las emociones que nos permita procesar nuestros sentimientos de forma tal que no auto saboteamos nuestro proceso legal.
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