Contarle a los niños que nos vamos a separar, aunque sean pequeñitos, es importante.
Es natural cuestionarse ¿será necesario hacerlos pasar por esto?, ¿no es mejor decirle una “mentirita piadosa” mientras no tengamos las cosas más claras?
Pero la verdad es que, si la decisión está tomada, y uno de los padres se irá de casa sin fecha de retorno, entonces es necesario que nuestros hijos cuenten con la información necesaria para poder entender los cambios que ocurrirán.
Los niños, sobre todo mientras más pequeños son, resultan expertos en leer las claves no verbales y emocionales de su entorno:
“La mamá pone caras raras cuando nos habla del papá”, “el papá está haciendo cosas que nunca hace”, “mis papás conversan en secreto con sus amigos”, “andan más enojones”, “los he visto llorar”, “me están mandando a dormir con mis abuelos un día de semana”, “me dijeron que se iba de viaje, pero no nos dijo chao y siempre lo hace”, “nos ha llamado, pero no se despide de la mamá”, etc.
Si no cuentan con un relato que les permita entender lo que está pasando y compartir sus dudas y pensamientos con nosotros, entonces se angustian, aunque no sepan conscientemente “por qué”. Experimentan una sensación encarnada de que algo no está bien y entonces los invade el miedo.
Por lo mismo, no basta con actuar como si no pasara nada. Porque los niños sienten de “guata” que algo cambió. Y lo que es peor, si luego descubren que se les mintió (aunque fuera por su “bien”), la confianza que nos tienen se verá mermada.
¡Y eso si que no lo podemos permitir! Nuestros niños necesitan más que nunca confiar en nosotros en esta crisis familiar que enfrentamos.
Una separación duele. Y no hay forma de evitarlo. Pero no por eso se recodará como un trauma.
El potencial traumático de una situación aparece cuando se vive en solitario, sin poder entenderlo ni asimilarlo y cuando nos sentimos constantemente en peligro. Es ahí cuando lo que vivimos se transforma en una herida que no puede sanar.
Entonces, hay que contarle a los niños.
Y para eso necesitamos aceptar que es una noticia que puede generar tristeza y miedo. Y por lo mismo, no resulta aconsejable disfrazarlo de algo bueno. La idea es poder acoger las emociones difíciles que pueden surgir en ellos y en nosotros.
Esto no quita que resulte igualmente relevante matizar con aquello que NO SE PIERDE en la separación de pareja. Es decir: siempre te seguiremos queriendo, seguimos siendo tus papás y seguimos siendo tu familia, aunque ahora vivamos en dos casas.
Es muy importante que se les asegure que además continuarán viendo a la mamá/papá que se va de la casa que hasta ahora compartían. E ideal tener una fecha concreta inicial para darles.
Si bien no es necesario explicar por qué nos estamos separando, hay niños que lo preguntan. Sobre todo cuando son más grandes. Es parte de su proceso de asimilar lo que está ocurriendo.
Ante esta situación es importante no entregar detalles que los pongan al medio de un conflicto de lealtad entre sus padres (quién es el bueno/malo, culpable/inocente, etc.), sino que dar explicaciones generales que hablen de la relación. Por ejemplo, que ya no se estaban llevando muy bien y que, para no hacerse más daño y dejar de pelear, prefieren vivir en casas separadas.
Si hay preguntas cuyas respuestas no sabemos, podemos decirlo tal cuál. Aceptar que hay aspectos que no aún hemos decidido, pensando o para los que simplemente aún no tenemos respuesta, es parte normal de un proceso de separación. Y los niños lo aceptan con naturalidad.
Tampoco es necesario permanecer estoico y mostrarse fuerte ante los hijos al dar la noticia. Si la conversación nos pone tristes y se nos nota, estamos simplemente siendo congruentes con el clima emocional de una noticia que no es para nada alegre.
Si hay que procurar no desarmarnos tanto como para que los niños sientan la necesidad de ser ellos quienes nos contienen a nosotros.
Podemos hacer esta conversación juntos o por separado. Lo importante es que el clima emocional sea contenedor. Por lo tanto, si estar juntos atenta contra eso, es una alternativa hacerlo por separado, pero en la misma sintonía.
Y bueno… es necesario aceptar que todo esto es un proceso con etapas no lineales. Y que por lo mismo, esto no será la única conversación que tendrán con los niños de este tema. Esta es solo la primera de muchas.
A medida que vayan surgiendo dudas, cambios o que vayan creciendo, la separación será nuevamente foco de atención y de conversación.
Como sugerencias importantes en la primera etapa de la separación con niños recomendamos además:
- Avisar en el colegio para que los acompañen y contengan si los notan tristes.
- Permitirles que sigan con su rutina normal de actividades, pues esto ayuda a tener certezas de la vida, lo que da seguridad y les permite cierta sensación de control.
- Alentarlos a pasar tiempo con sus amigos, para que sientan el apoyo de sus pares.
- Acordar como padres una rutina inicial, al corto plazo de como se van a organizar en tiempo con los niños y gastos (mas menos 2 semanas). Ya tendrán tiempo de pensar en el mediano y largo plazo en acuerdos más formales. Pero inicialmente no existen certezas como para negociar una estructura futura.