Publicado: 01/09/2023
Categoría: Blog

 

Todos cometemos errores. Aunque no queramos… aunque intentemos tenerlo todo bajo control… aunque repasemos una y otra vez las alternativas en nuestra mente.

Equivocarse duele. Y en mayor o menor medida terminamos sintiéndonos arrepentidos o culpables.

Pero en una separación, los errores son más costosos que en otros ámbitos. Una separación mal llevada puede terminar dañándonos y afectando nuestra relación con los niños.

¡O peor que eso! Puede afectarlos negativamente (aún sin quererlo), y quedarse incrustada en sus cabecitas y almas.

Hace algunos días uno de nuestros clientes, nos preguntó cómo podía evitar equivocarse. Y, aunque no es posible buscar la perfección, somos fieles creyentes de que es posible disminuir algunos dolores innecesarios en un proceso de separación.

 

¿Qué puedes hacer entonces?  

 

  1. 1. Movilizarte y Concretizar los cambios: Pasar del pensamiento al acto. No basta solo con saber que tengo un problema que resolver o que la situación que vivo no puede seguir así. Hay que enfrentar lo que ocurre para reconocer las situaciones que siento injustas o que me incomodan, que me dañan o los límites que siento se han transgredido conmigo o con los niños.

 

  1. 2. Poner a los niños primero: Implica pensar en cómo ellos se están sintiendo y lo que necesitan para sentirse “vistos y contenidos” en esta crisis. Reflexionar y tomar decisiones considerando cómo pueden afectarlos, tratando de priorizar que sientan que la familia cambia de forma, pero que no se destruye. Que ambos padres los siguen amando.

 

  1. 3. Centrarse en el presente y no en lo que no funcionó del pasado: Sentarse a conversar o decidir sobre el fin de una relación, siempre cuesta. En muchos momentos se cuelan como fantasmas las deudas que sentimos el otro tiene con nosotros y las heridas de la relación que se acabó. Por lo mismo, si la idea es avanzar, a la hora de conversar sobre los temas relevantes para organizarse tras la separación, evita hablar de lo que no funcionó entre ustedes y focalízate en cómo serán las cosas en el presente.

 

  1. 4. Evitar cobrar “deudas” de la relación en los temas prácticos (legales, económicos, organización de tiempos con los niños): Cuando una relación no funciona, es muy típico sentir que el otro no ha valorado lo que hemos hecho por él/ella o que nos ha herido injustamente.  Y desde ahí podemos sentir el legítimo deseo de vengarnos (hablamos de esto en el capítulo del perdonar y perdonarse de nuestro Libro). Pero, una cosa es sentirlo y otra es dejarse llevar a la hora de actuar por estos deseos. Por lo mismo, intenta separar los temas considerando las consecuencias que este actuar traería y pensando aplicando el punto 4.

 

  1. 5. Forzarse a pensar al otro como padre y no como pareja: Ayuda obligarse a “filtrar la realidad”, mirando al otro como la mamá/papá de los niños y no como ex pareja (que enciende nuestros gatillos emocionales). Es decir, pensar la conversación imaginando que nuestros niños están presentes y escuchándonos. De esta forma, si l@ dañ@, también los estoy dañando a ellos. Y eso nos ayuda a “editar” y buscar una manera mas asertiva de señalar nuestros puntos.

 

  1. 6. Reparar los errores: Como nunca podemos actuar perfectamente, si te equivocas es mejor reconocerlo y pedir disculpas. Esto aunque no borra la falta, ayuda a reparar en parte el mal causado y a suavizar las ganas de “devolver” la mano del otro lado. “Disculpa por haberme enojado de esa manera”, “Disculpa por haberte tratado mal”, “Disculpa por haberme quedado pegado con temas que no tienen que ver con el presente”.

 

  1. 7. Apoyarse por profesionales para las conversaciones difíciles: Es muy difícil poder hacer esto solos. Por eso existimos profesionales, que queremos poder ayudarlos a gestionar sus emociones y mediar en las conversaciones que pueden estar resultando difíciles o casi imposibles.

Si quieres ayuda con este u otros temas, puedes agendar con nosotros ACÁNosotros, felices de ayudarte.