Publicado: 08/01/2018
Categoría: Blog / Uncategorized

Ninguna persona que haya atravesado por si misma o sido testigo de procesos de separación y/o divorcio podría decir que esta es una experiencia fácil. El origen del torbellino de emociones que se experimenta es el dolor. Un dolor profundo, que desestabiliza, causa miedo y angustia, que a veces paraliza y otra te hace querer avanzar a toda costa, sin pensar, desde la rabia.

Por lo mismo, sentirse en el caos no es un indicador de que no podremos resolver de manera positiva una separación o un divorcio, sino más bien es la reacción más esperable y normal ante una situación de crisis.

La clave que, desde la psicología nos permite diferenciar aquellas familias en las que es posible pensar en procesos colaborativos y que permiten minimizar los daños asociados a la pérdida que una separación y/o divorcio inevitablemente provocan, es la capacidad de gestionar la crisis con inteligencia emocional. Esto significa que, lo que finalmente protege a futuro, es las forma en que los adultos manejan este torbellino de emociones y cuánto se esfuerzan en equilibrar la balanza de lo que su cerebro emocional y en crisis les dice que hagan (“lucha por lo que es tuyo hasta la muerte”, “el otro debe sufrir” o “huye”, “desaparece”, “no vale la pena enfrentar nada, mejor sobrevivir lejos”, “no sirve de nada hablar”), con lo que parece mejor para ellos mismos y sus hijos a largo plazo.

Para esto uno puede cultivar los siguientes pasos:

Compasión y Aceptación: Especialmente en un primer momento, hay que trabajar en la habilidad para permitirse reconocer las emociones negativas y darse un tiempo para poder sufrir y considerarse a si mismo “en rodaje”. No es el tiempo de tomar decisiones ni actuar, permitirse tener un tiempo para descubrir lo que realmente quiero a futuro.

Pide Ayuda: A otros adultos que te puedan sostener emocionalmente o ayudarte a disminuir el estrés. Amigos, compañeros de trabajo y familia, en esta categoría también entran los profesionales. Especialmente bienvenidos son todas las personas que nos permiten sentirnos bien, sin cuestionarnos, apurarnos a tomar decisiones o a culparnos, aquellos que nos apoyan desde el sostenernos emocionalmente, pero no se contagian de nuestro propio torbellino de emociones.

Auto-conciencia: Date un tiempo para reconocer y expresar lo que te pasa más allá de “estoy mal”. ¿Qué es lo que sientes y qué es lo que lo genera? Trata de diferenciar tus sentimientos como persona, como pareja, como familia, como madre o padre. Desde cada uno de tus roles hay voces y sentimientos, muchos diferentes o incluso contradictorios, pero todos igualmente válidos para ti.

Darse tiempo para tolerar la crisis: Esto no pasará rápido. Necesitas tiempo para poder conocerte en esta nueva situación y saber cómo quieres manejarla.

Investigar: Lee, busca opciones, sobre psicología, derecho, leyes, etc. Hoy casi todo está en la web.

Auto-control: No actúes rápido, tolera los impulsos que te dicen que hagas algo rápidamente desde la rabia o la pena. Probablemente, las primeras intuiciones no sea lo más sabio de hacer.

 

Mucha suerte.

Si quieres ayuda con este u otros temas, puedes agendar con nosotros ACÁNosotros, felices de ayudarte.